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domingo, 29 de octubre de 2017

¿Y tú qué hora eres?

-Figura 1-

Yo soy las 11 en punto (“Figura 1”). Me explicaré. Hoy entra en vigor el horario de invierno y, con el cambio de hora, hemos vivido el único día del año que tiene 25 horas, con lo cual he decidido perder esa hora extra que hemos ganado para explicar una opinión personal acerca de la similitud que estimo que hay entre la esfera del reloj y la política.

Todo esto viene a cuento de que, en la manifestación celebrada esta mañana en Barcelona en defensa de la Constitución y en contra de la Declaración Unilateral de Independencia, ha tomado la palabra Paco Frutos, luchador antifranquista, emigrante, sindicalista y exsecretario general del Partido Comunista de España. Pues bien, al pobre hombre ya le ha caído en la red, cómo no, el sambenito de “facha” por parte de una buena cantidad de ignorantes e indocumentados políticos.

Y ello me lleva a pensar en la urgente necesidad de que el Parlamento llegue cuanto antes a un pacto por la Educación que haga posible que los planes de estudio no varíen con cada cambio de gobierno y que incluya además el estudio de una asignatura como «Educación para la Ciudadanía y la Convivencia», aunque no sea puntuable. No se trata de adoctrinar a nadie, sino de poner en valor la democracia, el respeto a los demás, la libertad de expresión, la igualdad, tolerancia, etc. Desconozco cómo era la asignatura de «Ciudadanía» que incluyó Zapatero durante su legislatura, pero es perentorio que a las próximas generaciones se les enseñe, entre otras muchas cosas, qué es la democracia representativa, qué la democracia asamblearia, qué son el Estado de Derecho, la división de poderes, qué es el republicanismo y el parlamentarismo, qué el europeísmo,  y, por supuesto, qué son la Constitución y el Estatuto de Autonomía de la Comunidad a la que pertenezcan. Que cada alumno/a pueda elegir la lengua vehicular en la que quiera estudiar la asignatura, pero no podemos seguir llenando la sociedad de incultos políticos.

Y paso ahora a mi teoría del reloj político. El concepto de derecha e izquierda se utilizó por primera vez antes justo del inicio de la Revolución Francesa, cuando el rey Luis XVI convocó los Estados Generales constituidos en una pista del Juego de la Pelota en París en mayo de 1789. Los representantes de los dos primeros estados (aristocracia y clero) se sentaron a la derecha mientras que el tercer estado (burguesía) se sentó a la izquierda. Un mes más tarde, por mayoría de votos, se constituyeron en Asamblea Nacional y el 14 de julio derrocaron al Antiguo Régimen con la toma de la Bastilla dando comienzo a la Edad Moderna.

Desde entonces, en todos los hemiciclos de todos los parlamentos del mundo, los diputados de derechas se sienta a la diestra y los de izquierdas a la siniestra.  Ocurre que los más moderados dentro de la izquierda tienen sus escaños al lado de los diputados más reformistas de la derecha y, si cerrásemos completamente el círculo del hemiciclo como si se tratase de la pista de un circo —que a veces lo parece—, llegaría un momento que los más radicales a derecha e izquierda, también estarían sentados juntos, codo con codo. Porque, como de todos es sabido, los extremos se tocan.
-Figura 2-

Como en la “Figura 2”, podemos concluir que, en una esfera perfecta, el lado rojo sería para los izquierdistas o progresistas y todo el lado azul pertenecería a los derechistas o conservadores.

Ahora imaginaos que ese círculo es la esfera de un reloj (“Figura 3”). ¿Ya? Si ubicamos el centro, donde se entremezclan ambos conceptos ideológicos, en el ítem que señalaría las 12 en punto, hacia la derecha irían apareciendo diversos grados de conservadurismo, desde la democracia cristiana (a la 1 en punto) hasta el fascismo (a las 5). Del mismo modo, hacia la izquierda, podríamos dividir la esfera entre las corrientes izquierdistas, desde la socialdemocracia (11 en punto) hasta el anarquismo (7).

-Figura 3-

Como podéis observar en la “Figura 4”, también por debajo se acaban uniendo ambas corrientes, justo a las 6 en punto, en lo que yo llamo totalitarismo, que tanto da que sea de derechas (Franco, Hitler, Mussolini, Pinochet, etc.), como de izquierdas (Stalin, Mao, Castro, etc.) porque ambos son la misma basura política totalitaria, intolerante y criminal.

-Figura 4-

Por eso, el concepto izquierda y derecha es muy ambiguo. Por mucho que yo me considere de izquierdas, nada tengo que ver con la extrema izquierda. En vez de la típica división vertical  de izquierda (de 6 a 12 horas, dentro del reloj) o derecha (de 12 a 6), yo prefiero dividir el reloj transversal u horizontalmente en defensores del Estado de Derecho (de 9 a 3) y radicales antisistema (de 3 a 9) como en la “Figura 5”.

-Figura 5-

A mi juicio, la inmensa mayoría de la ciudadanía se encuentra ubicada entre las dos agujas que señalan lo que en publicidad se llama la “hora mágica”, es decir las 10:10 h —o las 13:50, tanto monta, monta tanto—, que se denomina así porque es la hora más habitual que señalan los relojes que aparecen en los anuncios publicitarios ya que las manecillas se ven mejor y además semejan una sonrisa, “Figura 6”.

-Figura 6-

Particularmente, si tuviera que definirme como una hora del reloj, yo me enclavaría en las 11 en punto (“Figura 7”), pero considero que puedo hablar, convivir, pactar y entenderme con cualquier persona que esté en la parte superior de la esfera (de 9 a 3). Sin embargo, todo el que se ubique por debajo (de 3 a 9), sinceramente, que no cuente conmigo ni para tomar un café.

-Figura 7-

Así es: considerándome como me considero socialdemócrata y, por lo tanto, de izquierdas, tengo muchas más cosas en común con un democristiano o un liberal de derechas, que con un radical o anarquista de izquierdas. Sorry!

Por cierto, ¿sabéis por qué no va a funcionar la República Catalana? Muy sencillo: porque es un pacto entre representantes de la 1, las 2, las 3, las 7, las 8, las 9 y las 10, izquierda, derecha, arriba y abajo. Y así no hay mecanismo que dé nunca la hora correcta...


¿Y tú qué hora eres?

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